martes, 19 de agosto de 2008

Siempre está ahí, como siguiéndome, siempre disponible para mí, celeste, unas veces rosa, violeta, gris o amarillo, nunca me da la espalda, y a donde yo vaya, está; sabe todo de mí y sin embargo no me abandona, debajo suyo no hay nada nuevo.

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